Cómo beneficiarse del periódico
“Necio es quien nunca lee el periódico, y más aún quien siempre le hace caso.”
August von Schlözer, historiador y periodista alemán de fines del siglo XVIII.
EN UN sondeo realizado en Francia y Gran Bretaña se pidió a miles de encuestados que ordenaran un total de trece instituciones según la confianza que depositaban en ellas. Concedieron el último lugar a la prensa, y antes de esta, a la política y los grandes negocios. Si bien es cierto que la mayoría de los estadounidenses dicen fiarse de los diarios, los estudios del Centro de Investigaciones Pew revelan que cada vez tienen menos fe en ellos.
Tal escepticismo suele estar justificado, sobre todo si un rotativo hace afirmaciones que afectan directamente a los intereses del país donde se edita. ¿Qué ocurre en tal caso? No es raro que se sacrifique la verdad. Bien dijo Arthur Ponsonby, estadista inglés del siglo XX, que “cuando se declara la guerra, la primera baja es la verdad”.
Pero aunque no haya un conflicto bélico, es prudente examinar las noticias con sano escepticismo. Así, si el lector es cauteloso, normalmente logrará saciar en las páginas del diario su sed de información.
Las dificultades implicadas
Todos los profesionales, hasta los más honestos y capaces, cometen errores. “En los tres años que he trabajado como verificadora de datos independiente —señaló Ariel Hart en la revista Columbia Journalism Review—, nunca he encontrado un relato sin errores, tanto si era de cinco páginas como si abarcaba dos párrafos.” Pone como ejemplos “leves equivocaciones al mencionar un año, datos anticuados, nombres mal escritos e informaciones de fuentes indirectas que, pese a tener amplia circulación, eran desacertadas”.
El reportero tiene que lidiar con fuentes de información poco fiables y, a veces, con trampas intencionadas. Por ejemplo, en 1999, un bromista difundió la historia falsa de un “parque de diversiones que simulaba ser un cementerio” y la respaldó con una atrayente página en Internet de la supuesta constructora y una línea telefónica para entrevistas, en la que él se hacía pasar por portavoz de la empresa. El servicio de teletipo de la agencia Associated Press cayó en el ardid y muchos diarios estadounidenses publicaron la noticia. En efecto, se ha dicho que la receta para que triunfe un engaño es emplear “una historia llamativa, acompañada de buenas fotos, que sea escandalosa pero creíble”.
Hasta el profesional más riguroso no siempre capta la información como debiera. “El reportero suele trabajar a un ritmo acelerado —indica una periodista de Polonia—. Es una carrera contrarreloj con los diarios de la competencia. Cada uno quiere ser el primero en publicar la noticia. Así, por más que lo deseemos, muchos de nosotros no podemos escribir artículos bien documentados.”
Presiones manipuladoras
El informe Freedom of the Press 2003—A Global Survey of Media indicó que de un total de 193 países, 115 limitan o incluso anulan por completo la libertad de prensa. Y hasta en las naciones donde se respeta la independencia de los medios informativos, estos se ven expuestos a manipulaciones sutiles.
Algunos políticos no aportan información relevante a los periodistas más críticos, mientras que a los más complacientes brindan entrevistas exclusivas e invitaciones para acompañarlos en sus viajes. Y los ingresos publicitarios también pudieran coartar al reportero. “El patrocinador quizás amenace con retirar anuncios lucrativos si los editores publican comentarios negativos sobre él”, señaló una periodista polaca. Y un redactor corrector de un diario japonés hizo esta aclaración: “Debe tenerse en cuenta que es muy difícil que una noticia sea objetiva”.
“Entonces —quizás diga el lector—, si tan difícil es que el profesional consiga publicar información fiable, ¿cómo voy a saber yo qué creer?”
Es preciso ser equilibrado
Al leer el periódico conviene preguntarse: ¿Qué historial tiene el periodista? ¿Qué prejuicios ha manifestado? ¿Incluye la noticia datos verificables? ¿Quién podría estar interesado en tergiversar la verdad? El lector hará bien en acudir a diversas fuentes. También puede analizar con otros la información. Al mismo tiempo, no hay que esperar perfección. Como hemos visto, hay factores que impiden que los diarios sean completamente objetivos. Con todo, nos mantienen informados de lo que ocurre en el mundo. Pese a sus limitaciones, el periódico puede ayudarnos a estar alerta.
CUANDO LA INFORMACIÓN ES TENDENCIOSA
Muchas veces, los hechos se tergiversan por la premura con que se escribe o por simple desinformación. No obstante, aunque las intenciones sean buenas, es posible que se esparzan graves mentiras como un reguero de pólvora. Ahora bien, existen casos de auténticas campañas de manipulación, como en la Alemania nazi, donde se difundían falsedades acerca de los miembros de ciertas razas y religiones.
Examinemos las consecuencias de la mal disimulada campaña de difamación que se lanzó en Moscú (Rusia) no hace muchos años durante un juicio sobre derechos humanos. “Tres muchachas se suicidaron en Moscú —señaló el diario The Globe and Mail, de Toronto (Canadá)— [...], y los medios de comunicación rusos se apresuraron a indicar que eran adeptas fanáticas de los testigos de Jehová.”
Tales noticias se publicaron el 9 de febrero de 1999, el mismo día que se reanudaba el juicio que pretendía proscribir la obra de los testigos de Jehová en la capital rusa. Geoffrey York, de la corresponsalía moscovita del citado periódico, hizo este comentario: “La policía admitió más tarde que las jóvenes no tenían ninguna relación con esa confesión religiosa. Pero para entonces un canal de televisión de Moscú ya había lanzado otro ataque contra los testigos de Jehová, acusándolos de haber colaborado con Adolf Hitler en la Alemania nazi, todo lo contrario a la realidad histórica, ya que miles de sus fieles murieron en los campos de exterminio nazis”.
Como consecuencia de la manipulación, y probablemente del temor, buena parte del público vio a los testigos de Jehová como secta suicida o colaboradores nazis.
g05 22/10 Cómo beneficiarse del periódico
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