Cómo evitar complicaciones en el embarazo
SEGÚN el Fondo de Población de las Naciones Unidas, cada año mueren por causas relacionadas con el embarazo más de medio millón de mujeres. Además, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) indica que, anualmente, más de sesenta millones de mujeres sufren graves complicaciones durante el embarazo, y que casi la tercera parte de ellas arrastran lesiones o infecciones por el resto de su vida. Muchas mujeres de países en vías de desarrollo se hallan atrapadas en un círculo vicioso de embarazos, partos y falta de cuidados, lo que las deja exhaustas y enfermas. En efecto, el embarazo puede ser perjudicial, y hasta peligroso. ¿Hay algo que la mujer pueda hacer para evitar complicaciones durante el embarazo?
El cuidado de la salud antes de la gestación
Planificación. Los matrimonios tal vez necesiten decidir de antemano el número de hijos que tendrán. En las naciones en desarrollo es común ver a madres con niños pequeños, amamantando a un bebé y, al mismo tiempo, esperando otro. Una planificación bien pensada permitiría que transcurriera suficiente tiempo entre la llegada de un hijo y el siguiente, lo que aliviaría a la mujer y haría posible que se recuperara del alumbramiento.
Alimentación. Según la Coalition for Positive Outcomes in Pregnancy —asociación que vela por que los embarazos lleguen a buen término—, antes de quedar encinta, la mujer necesita un mínimo de cuatro meses para recuperarse de los efectos de sustancias perjudiciales y acumular los nutrientes que la criatura precisará durante su gestación. Por ejemplo, el riesgo de espina bífida, defecto ocasionado por la mala soldadura del tubo neural, se reduce considerablemente cuando la madre cuenta con niveles suficientes de ácido fólico. Y dado que el tubo neural del embrión se cierra de veinticuatro a veintiocho días después de la concepción —mucho antes de que la mayoría de las mujeres sepan que están embarazadas—, algunas empiezan a tomar ácido fólico cuando planean tener hijos.
Otro nutriente esencial es el hierro. Durante el embarazo, la mujer necesita doble cantidad de hierro. Si tiene los niveles bajos —como suele ser el caso en los países en desarrollo—, puede acabar con anemia por deficiencia de hierro, trastorno que se agrava con los embarazos frecuentes, pues la mujer no tiene tiempo para recuperarse.
Edad. El riesgo de muerte entre las embarazadas menores de 16 años es un 60% mayor que el de las que tienen entre 20 y 30 años. Por otro lado, las mujeres mayores de 35 tienen más posibilidades de dar a luz hijos con defectos congénitos, como el síndrome de Down. Las embarazadas muy jóvenes o las que están en los últimos años de su edad reproductiva son más propensas a sufrir preeclampsia. Esta enfermedad, caracterizada por hipertensión (tras veinte semanas de gestación), edemas y una mayor cantidad de proteínas en la orina, aumenta el riesgo de mortalidad materna e infantil.
Infecciones. Las infecciones urinarias, cervicovaginales y gastrointestinales pueden empeorar durante el embarazo e incrementar el riesgo de parto prematuro y de preeclampsia. Es mejor tratar cualquier infección antes del embarazo.
El cuidado de la salud durante la gestación
Atención prenatal. Las visitas regulares al médico a lo largo del embarazo reducen el riesgo de muerte materna. Incluso en países en los que no es posible acudir con regularidad a clínicas y hospitales, normalmente brindan sus servicios parteras que cuentan con la debida preparación.
La atención prenatal alerta al personal adiestrado sobre situaciones que pudieran requerir cuidados especiales, como un embarazo múltiple, hipertensión, problemas cardíacos o renales y diabetes. En algunos países se vacuna a las embarazadas con toxoide tetánico para evitar el tétanos neonatal. También, entre las semanas veintiséis y veintiocho de gestación, se les hacen pruebas para detectar la presencia de estreptococos del grupo B. Si estas bacterias están presentes en el intestino grueso, pueden infectar a la criatura durante el parto.
La futura madre ha de estar lista para aportar a los profesionales de la salud toda la información de que disponga, incluido su historial médico. También debe sentirse libre para preguntar cuanto crea pertinente. Es esencial que busque ayuda médica de inmediato en caso de hemorragia vaginal, inflamación repentina del rostro, fuertes o continuos dolores de cabeza o de los dedos, sensación súbita de visión borrosa o disminuida, fuertes dolores abdominales, vómitos persistentes, escalofríos o fiebre, cambios en la frecuencia o intensidad de los movimientos fetales, pérdida de líquido por la vagina, dolor al orinar o expulsión incompleta de la orina.
Alcohol y drogas. El consumo de alcohol y drogas (incluido el tabaco) por parte de la embarazada aumenta el riesgo de que la criatura nazca con retraso mental, anomalías físicas y hasta trastornos de conducta. Incluso se ha sabido de madres drogadictas cuyos recién nacidos han presentado síndrome de abstinencia. Aunque hay quienes creen que un vaso de vino de vez en cuando no es perjudicial, los especialistas suelen recomendar la abstinencia total durante el embarazo. Además, las futuras madres también deben cuidarse del llamado “humo de segunda mano”, o en otras palabras, de convertirse en fumadoras pasivas.
Medicamentos. No se debe tomar ninguna medicación a menos que la recete específicamente un médico que sepa del embarazo y haya sopesado bien los riesgos. Algunos suplementos vitamínicos también pueden perjudicar. Por ejemplo, un exceso de vitamina A puede provocar malformaciones fetales.
Aumento de peso. La embarazada debe evitar los extremos. Según la obra Nutrición y dietoterapia, de Krause, el riesgo de muerte del recién nacido de bajo peso es cuarenta veces mayor que el de la criatura que nace con un peso normal. Por otro lado, comer por dos solo contribuye a la obesidad. El aumento de peso adecuado —más perceptible a partir del segundo trimestre— indica que la embarazada está comiendo la cantidad debida para satisfacer las necesidades incrementadas de su organismo.
Higiene y otros detalles que deben tenerse en cuenta. La embarazada puede bañarse o ducharse sin problemas, pero no es recomendable que utilice duchas vaginales. Ha de evitar el contacto con personas que padezcan infecciones virales como la rubéola. Además, para no contraer toxoplasmosis, debe evitar la carne poco cocida y el contacto con el excremento de gato. Es esencial que siga las normas básicas de higiene, como la de lavarse las manos y lavar los alimentos crudos. Las relaciones sexuales no suelen constituir un riesgo, salvo durante las últimas semanas del embarazo o en el caso de hemorragia, contracciones o aborto previo.
Un parto sin complicaciones
La mujer que se cuida durante el embarazo corre menos peligro de tener complicaciones a la hora del parto. Obviamente, tendrá que decidir de antemano si prefiere dar a luz en casa o en un hospital. También debe saber, hasta cierto grado, qué esperar de la partera o el médico y cómo colaborar con ellos. Si una vez informada tiene la opción de escoger, la embarazada ha de dar a conocer sus preferencias tocante a aspectos del parto como la postura, la episiotomía, los fórceps, los analgésicos y la monitorización electrónica fetal. Otras cuestiones que tienen que decidirse de antemano son, por ejemplo, a qué hospital o clínica irán si el parto se complica en el domicilio, o qué medidas concretas se tomarán en caso de sangrado excesivo. Dado que muchas parturientas mueren como consecuencia de hemorragias, deben tenerse a mano sustitutivos de la sangre para aquellas que no acepten transfusiones. También se ha de pensar de antemano lo que se hará en caso de requerirse una cesárea.
Cuanto más sepa una mujer sobre su embarazo, mejor le irá. Si se cuida antes y durante el embarazo, y planea de antemano los diversos aspectos del parto, estará haciendo todo lo posible para evitar que se presenten complicaciones.
Algunas fuentes de ácido fólico y de hierro son el hígado, las legumbres, las verduras, los frutos secos y los cereales enriquecidos. Para absorber mejor los alimentos ricos en hierro, conviene combinarlos con cualquier fuente de vitamina C, como por ejemplo, las frutas frescas.
Se recomienda que la mujer que tiene un peso saludable al comienzo de su embarazo aumente de 9 a 12 kilogramos para el fin de la gestación. No obstante, las adolescentes y las mujeres desnutridas deberían aumentar entre 12 y 15 kilogramos, mientras que las que tienen exceso de peso solo deberían aumentar entre 7 y 9.
CONSEJOS PARA LAS EMBARAZADAS
● Su dieta diaria debería incluir normalmente frutas, hortalizas (en especial las de color verde oscuro, anaranjado o rojo), legumbres (como frijoles, soya, lentejas y garbanzos), cereales (entre ellos trigo, maíz, avena y cebada, preferiblemente integrales o enriquecidos) y alimento de origen animal (pescado, pollo, carne de res, huevos, queso y leche, preferiblemente descremada). Las grasas, los azúcares refinados y la sal deben consumirse con moderación. Beba mucha agua. Evite las bebidas con cafeína y los alimentos que tengan conservantes y aditivos (como los colorantes y aromatizantes artificiales). Las sustancias no comestibles como el almidón y el barro pueden causar malnutrición y toxicidad.
● Cuídese de la exposición excesiva a los rayos X y a las sustancias químicas perjudiciales y demás peligros medioambientales. Limite el uso de aerosoles y otras sustancias químicas domésticas. No permita que las temperaturas muy altas o el ejercicio excesivo la acaloren demasiado. Evite estar mucho tiempo de pie y hacer esfuerzos desmesurados. Colóquese debidamente el cinturón de seguridad del auto.
DE NUESTRO CORRESPONSAL EN MÉXICO
g03 8/1 págs. 12-14 Cómo evitar complicaciones en el embarazo
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Excelente nota.
El embarazo es una de als etapas más delicadas, siempre hay que tener cuidados y siempre hay que estar al pendiente del paciente, como enfermera estoy conciente de ello y he pasado por muchos problemas delicados.
saludos.
La gestación es una etapa delicada en la vida de una mujer, es importante contar siempre con el asesoramiento adecuado desde la concepción hasta el parto.
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